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A poco más de 300 kilómetros de la capital griega, en plena llanura de Tesalia, se erigen a más de 600 metros de altura los monasterios ortodoxos de Meteora, a los que se accede por angostos caminos labrados en roca o delgados puentes se convierte en toda una aventura.
-Encaramados en la cumbre de altas elevaciones de roca blanda, los monasterios helenos de Meteora se alzan inaccesibles, misteriosos y solitarios como símbolo viviente de la religión en el mundo bizantino. Suspendidos en el cielo y moldeados por el paso del tiempo, la visión de estos 24 macizos rocosos de tamaño colosal y de origen geológico desconocido, sacude al viajero más curtido.
Se localizan al norte de Grecia, en la llanura de Tesalia a poco más de 300 kilómetros de la capital Atenas. A la sombra de estos guardianes calcáreos se cobijan el pueblo de Kastraki, rodeado de viñedos y la ciudad de Kalambaka. Desde aquí, parte el camino hacia los monasterios de los que sólo seis admiten visitas, los únicos que permanecen habitados son: Metamorfosis o Gran Meteoro, San Nikolas Anapafsas, Roussanou, Santa Trinidad, San Esteban, Varlaam
Llegar a sus cimas trepando por una escalera diminuta, excavada en las grietas de las rocas o atravesando finos puentes de madera, es toda una aventura.
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